domingo, maio 30, 2010

A idade dos países


O autor de nacionalidade argentina é presentemente correspondente do jornal espanhol EL PAÍS . Esta é a sua curiosa interpretação da relação entre os países.


EL MUNDO SEGÚN CASCIARI
Por Hernán Casciari.

Leí una vez que la Argentina no es mejor ni peor que España, sólo más joven. Me gustó esa teoría y entonces inventé un truco para descubrir la edad de los países basándome en el 'sistema perro'.

Desde chicos nos explicaron que para saber si un perro era joven o viejo había que multiplicar su edad biológica por 7. En el caso de los países hay que dividir su edad histórica entre 14 para saber su correspondencia humana. ¿Confuso?

En este artículo pongo algunos ejemplos reveladores.

Argentina nació en 1816, por lo tanto ya tiene 190 años. Si lo dividimos entre 14, Argentina tiene 'humanamente' alrededor de 13 años y medio, o sea, está en la edad del pavo.

Es rebelde, pajera, no tiene memoria, contesta sin pensar y está llena de acné (¿será por eso que le dicen el granero del mundo?

Casi todos los países de América Latina tienen la misma edad y, como pasa siempre en esos casos, forman pandillas.

La pandilla del Mercosur son cuatro adolescentes que tienen un conjunto de rock. Ensayan en un garaje, hacen mucho ruido y jamás han sacado un disco.

Venezuela, que ya tiene tetitas, está a punto de unirse a ellos para hacer los coros. En realidad, como la mayoría de las chicas de su edad, quiere tener sexo, en este caso con Brasil, que tiene 14 años y el miembro grande.

México también es adolescente, pero con ascendente indígena. Por eso se ríe poco y no fuma ni un inofensivo porro, como el resto de sus amiguitos, sino que mastica peyote, y se junta con Estados Unidos, un retrasado mental de 17, que se dedica a atacar a los chicos hambrientos de 6 añitos en otros continentes.

En el otro extremo está la China milenaria. Si dividimos sus 1,200 años por 14 obtenemos una señora de 85, conservadora, con olor a pipí de gato, que se la pasa comiendo arroz porque no tiene -por ahora- para comprarse una dentadura postiza. La China tiene un nieto de 8 años, Taiwán, que le hace la vida imposible.

Está divorciada desde hace rato de Japón, un viejo cascarrabias, que se juntó con Filipinas, una jovencita pendeja, que siempre está dispuesta a cualquier aberración a cambio de dinero.

Después, están los países que acaban de cumplir la mayoría de edad y salen a pasear en el BMW del padre. Por ejemplo, Australia y Canadá, típicos países que crecieron al amparo de papá Inglaterra y mamá Francia, con una educación estricta y concheta, y que ahora se hacen los locos. Australia es una pendeja de poco más de 18 años, que hace topless y tiene sexo con Sudáfrica; mientras que Canadá es un chico gay emancipado, que en cualquier momento adopta al bebé Groenlandia para formar una de esas familias alternativas que están de moda.

Francia es una separada de 36 años, más puta que las gallinas, pero muy respetada en el ámbito profesional. Tiene un hijo de apenas 6 años: Mónaco, que va camino de ser puto o bailarín... o ambas cosas. Es amante esporádica de Alemania, camionero rico que está casado con Austria, que sabe que es cornuda, pero no le importa.

Italia es viuda desde hace mucho tiempo. Vive cuidando a San Marino y al Vaticano, dos hijos católicos idénticos a los mellizos de los Flanders. Estuvo casada en segundas nupcias con Alemania (duraron poco: tuvieron a Suiza), pero ahora no quiere saber nada con los hombres.

A Italia le gustaría ser una mujer como Bélgica: abogada, independiente, que usa pantalón y habla de política de tú a tú con los hombres (Bélgica también fantasea a veces con saber preparar espaguettis).

España es la mujer más linda de Europa (posiblemente Francia le haga sombra, pero pierde espontaneidad por usar tanto perfume). Anda mucho en tetas y va casi siempre borracha. Generalmente se deja follar por Inglaterra y Después hace la denuncia.

España tiene hijos por todas partes (casi todos de 13 años), que viven lejos. Los quiere mucho, pero le molesta que, cuando tienen hambre, pasen una temporada en su casa y le abran la nevera.

Otro que tiene hijos desperdigados es Inglaterra. Sale en barco por la noche, se tira a las pendejas y a los nueve meses aparece una isla nueva en alguna parte del mundo. Pero no se desentiende de ella. En general las islas viven con la madre, pero Inglaterra les da de comer. Escocia e Irlanda, los hermanos de Inglaterra que viven en el piso de arriba, se pasan la vida borrachos y ni siquiera saben jugar al fútbol. Son la vergüenza de la familia.

Suecia y Noruega son dos lesbianas de casi 40 años, que están buenas de cuerpo, a pesar de la edad, pero no le dan bola a nadie. Cojen y trabajan, pues son licenciadas en algo. A veces hacen trío con Holanda (cuando necesitan porro); otras, le histeriquean a Finlandia, que es un tipo medio andrógino de 30 años, que vive solo en un ático sin amueblar y se la pasa hablando por el móvil con Corea.

Corea (la del sur) vive pendiente de su hermana esquizoide. Son mellizas, pero la del norte tomó líquido amniótico cuando salió del útero y quedó estúpida. Se pasó la infancia usando pistolas y ahora, que vive sola, es capaz de cualquier cosa.

Estados Unidos, el retrasadito de 17, la vigila mucho, no por miedo, sino porque le quiere quitar sus pistolas.

Israel es un intelectual de 62 años que tuvo una vida de mierda. Hace unos años, Alemania, el camionero, no lo vio y se lo llevó por delante. Desde ese día Israel se puso como loco.

Ahora, en vez de leer libros, se lo pasa en la terraza tirándole piedras a Palestina, que es una chica que está lavando la ropa en la casa de al lado.

Irán e Irak eran dos primos de 16 que robaban motos y vendían los repuestos, hasta que un día le robaron un repuesto a la motoneta de Estados Unidos y se les acabó el negocio. Ahora se están comiendo los mocos.

El mundo estaba bien así, hasta que un día Rusia se juntó (sin casarse) con la Perestroika y tuvieron como docena y media de hijos. Todos raros, algunos mongólicos, otros esquizofrénicos.

Hace una semana, y gracias a un despelote con tiros y muertos, los habitantes serios del mundo descubrimos que hay un país que se llama Kabardino-Balkaria. Un país con bandera, presidente, himno, flora, fauna...y ¡hasta gente!

A mí me da un poco de miedo que aparezcan países de corta edad, así, de repente. Que nos enteremos de costado y que, incluso, tengamos que poner cara de que ya sabíamos, para no quedar como ignorantes Y yo me pregunto:

¿Por qué siguen naciendo países, si los que hay todavía No funcionan?


sexta-feira, maio 28, 2010

Frase do dia


Para os chineses, 2009 foi o ano do BOI: E 2010 é o ano TIGRE.

Felizes deles, que todos os anos
trocam de animal.
Nós estamos há 5 anos com o mesmo burro!!!...

(Anónimo)



quinta-feira, maio 27, 2010

Cenários hipotéticos: a Polónia , mais uma vez, em sanduíche; a  Alemanha pós-U.E. e a opção russa   (4/4) -Tem de ponderar-se seriamente a opção russa.  Potencialmente existe uma sinergia de grande latitude entre as economias russa e alemã. Berlim importa enormes quantidades de energia e de outros recursos da Rússia e esta necessita, como dissemos, de tecnologia e capital para ultrapassar a sua actual posição de mero exportador de recursos naturais e de matéria-prima. A Alemanha, com uma população em constante declínio necessita de uma fonte de mão-de-obra que não quer deslocar-se para a Alemanha. A Rússia dispõe de recursos humanos abundantes  cuja economia não consegue absorver. A Alemanha não quer mais imigrantes, mas quer ter acesso à mão-de-obra. A Rússia quer fábricas no seu território para empregar mais trabalhadores. A lógica do relacionamento germano-russo, faz mais sentido que o das relações germano-gregas, germano-irlandesas ou germano-espanholas. Quanto à França, a opção permanece em aberto, poderá ou não participar  nos projectos comuns germano-russos – e presumivelmente será tentada a fazê-lo, em suma irá a reboque dos acontecimentos.
Por conseguinte, se nos concentramos simplesmente na economia e assumirmos que a U.E. não pode sobreviver como sistema integrado (o que, por ora, carece ainda  de demonstração) e se partirmos do princípio que a Alemanha é o motor politico-económico da Europa, mas incapaz de operar fora do contexto de uma coligação, pode-se logicamente argumentar que uma coligação germano-russa poderá ser o resultado do declínio ou, mesmo, da  implosão da U.E.
Este cenário deixa muita gente inquieta. Em primeiro lugar a Polónia, ensanduichada entre a Alemanha e a Rússia. Em segundo lugar, os EUA, uma vez que Washington veria um bloco germano-russo como um desafio significativo e muito mais relevante  que a União Europeia na sua formulação actual a 27. Seria, por um lado, um relacionamento muito mais coerente  e mais fácil na definição de politicas que o actual sistema em vigor na U.E. (ou seja, it takes only two to tango), por outro, enquanto que a U.E. não desenvolveu uma dimensão militar  devido a dissensões internas, a emergência de uma dimensão político-militar acoplada a um bloco económico germano-russo é mais factível.
Revertendo à questão dos mísseis “Patriot”, independentemente de outros considerandos, a possibilidade de um estreitamento de relações militares e de defesa entre a Polónia e os EUA, para contrariar a potencial aliança germano-russa, a que se poderiam juntar alguns dos estados bálticos, deve ser encarada, como uma hipótese de trabalho
A Polónia dispõe de uma Força Aérea bem apetrechada com os mais sofisticados F-16 a que se juntam , agora, os mísseis “Patriot”.
A crise económica e financeira pode desembocar em cenários como os descritos, muito embora não sejam inevitáveis.
O certo é que uma aliança entre a Alemanha e a Rússia, primeiro, económica e eventualmente militar, a que se contrapõe uma outra entre os EUA e a Polónia, irá criar novas divisões na Europa e  um novo quadro de relações.
Em conclusão, a  crise grega terá contribuído de algum modo para este estado de coisas. 


Cenários hipotéticos: a Polónia , mais uma vez, em sanduíche; a  Alemanha pós-U.E. e a opção russa (3/4) -  A nosso ver, o problema central gravita em torno do estatuto da Alemanha na Europa. A crise actual demonstrou, sem sombra para quaisquer dúvidas, que a Alemanha é o centro económico e gravitacional  da Europa e a crise demonstrou, igualmente, que as questões politicas e económicas são indissociáveis. Se Berlim não estiver de acordo, nada poderá ser feito. Se anuir tudo é possível. Nenhum outro país dispõe deste imenso poder, muito embora tenhamos tendência, quase sempre, a confiná-lo à esfera económica, o que não é inteiramente verdadeiro. A Alemanha é o motor e o decisor da Europa: por outras palavras, o problema central e sempiterno do nosso continente é a Alemanha.
Na sua qualidade de decisor, a Alemanha tem a capacidade para definir que politicas a Europa deve prosseguir como um todo.  Se a Europa se fragmentar,  então a Alemanha é o único pais com a capacidade para criar coligações alternativas com verdadeiro poder e coesão interna.
Vamos ser claros: se a U.E. se enfraquece, então a Alemanha terá a última palavra a dizer quanto ao destino da Europa. Neste preciso momento e na sequência da crise que  vivemos, a Alemanha está a tentar reformular a União Europeia e a eurozona, segundo o modelo que lhes é mais conveniente. Isto é absolutamente límpido. O resto é conversa fiada. Mas como um tal procedimento requer que muitos parceiros transfiram soberania para o controlo alemão – soberania que ciosamente conservaram através da implementação do processo europeu (i.e., o projecto transnacional coexistindo  com o estado-nação) – a Alemanha terá de procurar alternativas à União Europeia, quando se capacitar que o dito processo se esgotou.
Todavia, a Alemanha padece de limitações. O fulcro da questão reside no facto de Berlim, muito embora disponha de grandes poderes, não possuir o dom da omnipotência. Beneficia de amplos poderes na U.E. e presumivelmente será o único centro decisor no futuro, mas não pode fazer nada sozinha: a Alemanha necessita de uma coligação. A questão que se põe é a seguinte: numa  conjuntura previsível em que a União visivelmente se enfraquece ou implode (esta última hipótese  não pode ser ignorada) que alternativas poderão ser exploradas pela Alemanha?
A França constitui, via de regra, a resposta corriqueira e banal, à pergunta formulada. Todavia, historicamente, ambos os países viveram – e , de certo modo, ainda vivem - num ambiente de competição e de crispação. No seio da União Europeia estas tensões têm sido diluídas, uma vez que, quer Berlim, quer Paris possuem um interesse comum em gerir a Europa, de acordo com os seus interesses próprios, desde que não conflituem entre si ( o que é, por exemplo, visível, na actual crise) . A França e a Alemanha são mercados complementares, mas, por si só,  a França não constitui o fundamento para a estratégia económica alemã. Realce-se que a alternativa histórica para a Alemanha tem sido sempre a Rússia.

Pergunta do dia -


Qual foi o último desejo da economia da Islândia, antes de morrer?

Que as suas cinzas fossem espalhadas pela Europa...

(Anónimo)
 
 

quarta-feira, maio 26, 2010

Cenários hipotéticos: a Polónia , mais uma vez, em sanduíche; a  Alemanha pós-U.E. e a opção russa (2/4) -A União atravessa uma crise existencial, agora em pleno período de vacas magras. Não é só a Grécia ou os PIIGS, mas quem deve o quê a quem, quem controla realmente a U.E., quem deve pagar, quem deve receber, o que é que a U.E. realmente quer, quem manda, quem define as regras do jogo... Na época das “vacas gordas” tudo ia bem, mas na actual conjuntura – e na ausência notória de qualquer espírito “europeu” ou algo que se lhe assemelhe - ninguém quer pagar, sobretudo os alemães, que, como se sabe, têm entre mãos a chave do problema.  Os contribuintes alemães não querem pagar – já o dissemos n vezes em mensagens anteriores –, uma vez que, na sua óptica, não é um problema alemão, nem tão-pouco o entendem como um problema europeu. É uma questão que diz, única e exclusivamente, respeito aos faltosos. Se estão na insolvência, o problema é deles.
Se acaso os alemães atirarem com a imprescindível bóia de salvação (aliás, já anunciada), querem então definir muito bem as regras do jogo para que a situação não se repita.
Ora, se não existem obrigações mútuas entre os Estados-membros da U.E. e se alemães e gregos não querem, os primeiros pagar e os segundos submeter-se aos ditames germânicos, suscita-se, de imediato, a questão de saber o que é que a Europa quer ser – para além da zona de comércio livre que já é (no conceito puramente  britânico ou anglo-saxónico do chamado “Mercado Comum”). Esta questão não é despicienda e ultrapassa em muito o problema  da sobrevivência ou não do Euro.
Mito provavelmente, a U.E. e o euro deverão sobreviver à crise – sem embargo, não é impensável que isso não possa vir a acontecer . É preciso não esquecer que a 27 as crises e as tensões serão permanentes  e a Europa não dispõe dos mecanismos para responder eficazmente a esses desafios que se vão multiplicar. Mais. Com a negociação e aprovação do Tratado de Lisboa ficou provado ad nauseam que o processo de integração europeia não pode dar mais passos em frente, nem a opinião pública europeia está minimamente de acordo com essa intenção. Neste particular, o  “Stop” é, pois, definitivo, por um período muito dilatado,  que, com cada dia que passa, se adivinha, mais e  mais longo.
A U.E. poderá não ser mais que uma mera aliança de conveniência  construída em torno de meros benefícios económicos, negociados e renegociados entre parceiros. Assistir-se-á, em nosso entender a uma involução: passamos da União para um mero Pacto, que gravitará em torno de interesses egocêntricos, sem qualquer visão de construção de um qualquer futuro comum a 27 ou mais parceiros. 

  

Cenários hipotéticos: a Polónia , mais uma vez, em sanduíche; a  Alemanha pós-U.E. e a opção russa (1/4) -  A questão “europeia” (permitam-me que a coloque entre aspas) parece ser hoje dominada pela omnipresente crise grega, pela  consequente crise dos “PIIGS” ou, pelos riscos de contágio  destas situações à boa saúde  das finanças europeias. Falar de questões militares ou de defesa não só se afigura, à primeira vista, deslocado, como algo de absurdo ou, mesmo, de anacrónico.  Todavia,  estes problemas , sem honras de “cacha” de primeira página ou de abertura dos telejornais, continuam a estar na primeira linha das preocupações de muito boa gente.
Sem embargo do que se refere, é  ocasião para se falar do anúncio dos EUA quanto à instalação de mísseis “Patriot” em território polaco. Quando Barack Obama, devido às intensas pressões russas, decidiu pôr termo ao famoso “escudo protector” (ou seja, a colocação de mísseis de longo alcance na Polónia e radares na República Checa), ideia do seu antecessor George W. Bush, os polacos mostraram-se profundamente decepcionados, daí a ulterior opção pela instalação dos “Patriot”, como compensação, tratando-se no caso em apreço de mísseis de curto e médio alcance.  Esta solução permitirá à Polónia defender-se de idênticos  mísseis balísticos de curto alcance  e de ataques aéreos convencionais. Ora quem é o país que se sente visado com esta manobra?  A Federação Russa. Muito embora, atento o estado actual das relações polaco-russas, consideremos que esta ameaça é meramente teórica e e apenas concebível em termos hipotéticos.
Por outras palavras, ao desistir do magno projecto de Bush, por pressão de Moscovo, os EUA instalaram um sistema tal que, ironicamente, pode afectar a Rússia, designadamente o enclave báltico de Kaliningrado.
Apesar de tudo, os russos vêem com a maior desconfiança estas questões tidas como meramente  hipotéticas, pois podem transformar-se de um momento para o outro em realidades tangíveis e a história está cheia de tais exemplos. A potencial superioridade aérea estratégica da Polónia, sozinha ou acompanhada pelos países da  NATO, é razão para a Rússia se sentir inquieta.
De momento, Moscovo pretende manter o melhor relacionamento possível com o Ocidente e beneficiar do know how e da tecnologia de ponta europeias. As preocupações da Europa e dos EUA são outras: a crise económico-financeira, para os primeiros, o Paquistão, o Irão e o Médio Oriente, para os  segundos. Os russos têm carta branca para actuar, quase sem estorvos dignos de nota, no cordon sanitaire composto pelos estados da antiga URSS.  Moscovo patenteia alguma satisfação com a crise europeia  e, sobretudo, não quer que a U.E. caminhe no sentido de maiores integração e  solidariedade dos respectivos membros, porque dilui o seu  poderio e potencialidades.
Por conseguinte, a questão dos “Patriot” constitui um “irritante” e um problema militar hipotético, mas incómodo, para os russos, o que não significa que Moscovo esteja na disposição de ir  terçar armas por esta causa.
Se a Polónia não é, de momento uma prioridade para os interesses de Washington, a instalação dos “Patriot” deve-se, apenas, à insistência polaca e não a qualquer desígnio estratégico norte-americano.
Todavia, não se pode minimizar este tema ou considerá-lo como um mero resquício da mentalidade da Guerra Fria.

Citações - Enviaram-mo e retransmito, com a devida vénia, este soneto quase inédito de José Régio, com aplicação (adaptada) aos dias que correm:





‘José Régio e o seu burro’ – por Hermínio Felizardo

      Soneto quase inédito         
 Surge Janeiro frio e pardacento,
Descem da serra os lobos ao povoado;
Assentam-se os fantoches em São Bento
E o Decreto da fome é publicado.

Edita-se a novela do Orçamento;
Cresce a miséria ao povo amordaçado;
Mas os biltres do novo parlamento
Usufruem seis contos de ordenado.

E enquanto à fome o povo se estiola,
Certo santo pupilo de Loyola,
Mistura de judeu e de vilão,

Também faz o pequeno "sacrifício"
De trinta contos - só! - por seu ofício
Receber, a bem dele... e da nação.
  

  
 JOSÉ RÉGIO Soneto escrito em 1969, no dia de uma reunião 
de antigos alunos. 
 Tão actual em 1969, como hoje... 
E depois ainda dizem que a tradição não é o que era!!!   
Grécia: Intervenção do eurodeputado dos  "Verdes" Daniel Cohn-Bendit perante o Parlamento Europeu (transcrição do espanhol)


«
Y finalmente, existe también otra manera de prestar ayuda a los presupuestos de Grecia: tomar de una vez la iniciativa, como Unión Europea que somos, de fomentar el desarme en la región. Una iniciativa política para el desarme entre Grecia y Turquía. Una iniciativa política para que las fuerzas armadas turcas se retiren del norte de Chipre. ¡Si en el fondo somos unos hipócritas! En los últimos meses, Francia le ha vendido seis fragatas a Grecia por 2.500 millones de euros. Helicópteros por 400 millones. Rafale de combate por 100 millones cada uno. Mis “espías” no han sabido decirme si fueron 10, 20 ó 30… Y Alemania le ha vendido a Grecia otros 6 submarinos por otros 1.000 millones. ¡Más transparencia! ¡Si somos unos absolutos hipócritas! ¡Les prestamos dinero para que nos compren armas! Si somos de verdad responsables, garanticemos entre todos la integridad territorial de Grecia. Creo que aplicar estos recortes es más eficaz que recortar sueldos de menos de mil euros. Yo le pido a la Comisión un poco de justicia.»

segunda-feira, maio 24, 2010

Frase do dia - "O homem de bem exige tudo de si próprio; o homem medíocre exige tudo dos outros - Confúcio.

quinta-feira, maio 20, 2010

Frase do dia - "Queres ser feliz por um instante? Vinga-te! Queres ser feliz para sempre? Perdoa! – Tertuliano"

Liberdade de expressão? 

Direitos Humanos?

 Com a devida vénia transcrevemos da edição on-line do 

ABC de Madrid o seguinte artigo (já agora , 

qualquer comentário é supérfluo e, por isso mesmo, 

despiciendo):


Pakistán bloquea Facebook

Pakistán bloquea Facebook
Imagen que acompaña al grupo creado en Facebook
Actualizado Miércoles , 19-05-10 a las 20 : 26

















Las autoridades paquistaníes han ordenado el bloqueo de
Facebook tras haber publicado los medios locales que se
 estaba organizando una convocatoria en esta red social
para celebrar el Día de las Caricaturas de Mahoma 
este jueves 20 de mayo.
Un miembro del Foro Islámico, Azhar Siddique,
ha tachado la convocatoria de «blasfema» y ha
asegurado que, además del bloqueo de  la plataforma,
se va a llevar a cabo una investigación sobre estos hechos.
El evento cuenta ya con más de 40.000 seguidores
 en Facebook y ha nacido como protesta a la censura
de un episodio de South Park en el que Mahoma
aparecía vestido de oso. A partir de ahí, Molly
Norris, un caricaturista de Seattle, decidió abrir
un concurso para que los artistas de todo el mundo
 hicieran dibujos de Mahoma el 20 de mayo como
respuesta a la censura del citado capítulo.

Crise? Soluções. Existem?
Creio que vale a pena ler. Quem sai?  A Alemanha ou a Grécia? Ou dobramos a finados pela Eurozona? Estamos todos metidos no mesmo barco e não sâo os nossos troca-tintas que nos ajudam a sair desta confusão. Especulações à parte, há muito que sabiam no que poderia ser realmente o resultado desta aventura. Quem nos acode?


Germany, Greece and Exiting the Eurozone

May 18, 2010
The Financial Crisis and the Six Pillars of Russian Strength
By Marko Papic, Robert Reinfrank and Peter Zeihan
Rumors of the imminent collapse of the eurozone continue to swirl despite the Europeans’ best efforts to hold the currency union together. Some accounts in the financial world have even suggested that Germany’s frustration with the crisis could cause Berlin to quit the eurozone — as soon as this past weekend, according to some — while at the most recent gathering of European leaders French President Nicolas Sarkozy apparently threatened to bolt the bloc if Berlin did not help Greece. Meanwhile, many in Germany — including Chancellor Angela Merkel herself at one point — have called for the creation of a mechanism by which Greece — or the eurozone’s other over-indebted, uncompetitive economies — could be kicked out of the eurozone in the future should they not mend their “irresponsible” spending habits.
Rumors, hints, threats, suggestions and information “from well-placed sources” all seem to point to the hot topic in Europe at the moment, namely, the reconstitution of the eurozone whether by a German exit or a Greek expulsion. We turn to this topic with the question of whether such an option even exists.

The Geography of the European Monetary Union

As we consider the future of the euro, it is important to remember that the economic underpinnings of paper money are not nearly as important as the political underpinnings. Paper currencies in use throughout the world today hold no value without the underlying political decision to make them the legal tender of commercial activity. This means a government must be willing and capable enough to enforce the currency as a legal form of debt settlement, and refusal to accept paper currency is, within limitations, punishable by law.
The trouble with the euro is that it attempts to overlay a monetary dynamic on a geography that does not necessarily lend itself to a single economic or political “space.” The eurozone has a single central bank, the European Central Bank (ECB), and therefore has only one monetary policy, regardless of whether one is located in Northern or Southern Europe. Herein lies the fundamental geographic problem of the euro.
Europe is the second-smallest continent on the planet but has the second-largest number of states packed into its territory. This is not a coincidence. Europe’s multitude of peninsulas, large islands and mountain chains create the geographic conditions that often allow even the weakest political authority to persist. Thus, the Montenegrins have held out against the Ottomans, just as the Irish have against the English.
Despite this patchwork of political authorities, the Continent’s plentiful navigable rivers, large bays and serrated coastlines enable the easy movement of goods and ideas across Europe. This encourages the accumulation of capital due to the low costs of transport while simultaneously encouraging the rapid spread of technological advances, which has allowed the various European states to become astonishingly rich: Five of the top 10 world economies hail from the Continent despite their relatively small populations.
Europe’s network of rivers and seas are not integrated via a single dominant river or sea network, however, meaning capital generation occurs in small, sequestered economic centers. To this day, and despite significant political and economic integration, there is no European New York. In Europe’s case, the Danube has Vienna, the Po has Milan, the Baltic Sea has Stockholm, the Rhineland has both Amsterdam and Frankfurt and the Thames has London. This system of multiple capital centers is then overlaid on Europe’s states, which jealously guard control over their capital and, by extension, their banking systems.
Despite a multitude of different centers of economic — and by extension, political — power, some states, due to geography, are unable to access any capital centers of their own. Much of the Club Med states are geographically disadvantaged. Aside from the Po Valley of northern Italy — and to an extent the Rhone — southern Europe lacks a single river useful for commerce. Consequently, Northern Europe is more urban, industrial and technocratic while Southern Europe tends to be more rural, agricultural and capital-poor.

Introducing the Euro

Given the barrage of economic volatility and challenges the eurozone has confronted in recent quarters and the challenges presented by housing such divergent geography and history under one monetary roof, it is easy to forget why the eurozone was originally formed.
The Cold War made the European Union possible. For centuries, Europe was home to feuding empires and states. After World War II, it became the home of devastated peoples whose security was the responsibility of the United States. Through the Bretton Woods agreement, the United States crafted an economic grouping that regenerated Western Europe’s economic fortunes under a security rubric that Washington firmly controlled. Freed of security competition, the Europeans not only were free to pursue economic growth, they also enjoyed nearly unlimited access to the American market to fuel that growth. Economic integration within Europe to maximize these opportunities made perfect sense. The United States encouraged the economic and political integration because it gave a political underpinning to a security alliance it imposed on Europe, i.e., NATO. Thus, the European Economic Community — the predecessor to today’s European Union — was born.
When the United States abandoned the gold standard in 1971 (for reasons largely unconnected to things European), Washington essentially abrogated the Bretton Woods currency pegs that went with it. One result was a European panic. Floating currencies raised the inevitability of currency competition among the European states, the exact sort of competition that contributed to the Great Depression 40 years earlier. Almost immediately, the need to limit that competition sharpened, first with currency coordination efforts still concentrating on the U.S. dollar and then from 1979 on with efforts focused on the deutschmark. The specter of a unified Germany in 1989 further invigorated economic integration. The euro was in large part an attempt to give Berlin the necessary incentives so that it would not depart the EU project.
But to get Berlin on board with the idea of sharing its currency with the rest of Europe, the eurozone was modeled after the Bundesbank and its deutschmark. To join the eurozone, a country must abide by rigorous “convergence criteria” designed to synchronize the economy of the acceding country with Germany’s economy. The criteria include a budget deficit of less than 3 percent of gross domestic product (GDP); government debt levels of less than 60 percent of GDP; annual inflation no higher than 1.5 percentage points above the average of the lowest three members’ annual inflation; and a two-year trial period during which the acceding country’s national currency must float within a plus-or-minus 15 percent currency band against the euro.
As cracks have begun to show in both the political and economic support for the eurozone, however, it is clear that the convergence criteria failed to overcome divergent geography and history. Greece’s violations of the Growth and Stability Pact are clearly the most egregious, but essentially all eurozone members — including France and Germany, which helped draft the rules — have contravened the rules from the very beginning.

Mechanics of a Euro Exit

The EU treaties as presently constituted contractually obligate every EU member state — except Denmark and the United Kingdom, which negotiated opt-outs — to become a eurozone member state at some point. Forcible expulsion or self-imposed exit is technically illegal, or at best would require the approval of all 27 member states (never mind the question about why a troubled eurozone member would approve its own expulsion). Even if it could be managed, surely there are current and soon-to-be eurozone members that would be wary of establishing such a precedent, especially when their fiscal situation could soon be similar to Athens’ situation.
One creative option making the rounds would allow the European Union to technically expel members without breaking the treaties. It would involve setting up a new European Union without the offending state (say, Greece) and establishing within the new institutions a new eurozone as well. Such manipulations would not necessarily destroy the existing European Union; its major members would “simply” recreate the institutions without the member they do not much care for.
Though creative, the proposed solution it is still rife with problems. In such a reduced eurozone, Germany would hold undisputed power, something the rest of Europe might not exactly embrace. If France and the Benelux countries reconstituted the eurozone with Berlin, Germany’s economy would go from constituting 26.8 percent of eurozone version 1.0’s overall output to 45.6 percent of eurozone version 2.0’s overall output. Even states that would be expressly excluded would be able to get in a devastating parting shot: The southern European economies could simply default on any debt held by entities within the countries of the new eurozone.
With these political issues and complications in mind, we turn to the two scenarios of eurozone reconstitution that have garnered the most attention in the media.

Scenario 1: Germany Reinstitutes the Deutschmark

The option of leaving the eurozone for Germany boils down to the potential liabilities that Berlin would be on the hook for if Portugal, Spain, Italy and Ireland followed Greece down the default path. As Germany prepares itself to vote on its 123 billion euro contribution to the 750 billion euro financial aid mechanism for the eurozone — which sits on top of the 23 billion euros it already approved for Athens alone — the question of whether “it is all worth it” must be on top of every German policymaker’s mind.
This is especially the case as political opposition to the bailout mounts among German voters and Merkel’s coalition partners and political allies. In the latest polls, 47 percent of Germans favor adopting the deutschmark. Furthermore, Merkel’s governing coalition lost a crucial state-level election May 9 in a sign of mounting dissatisfaction with her Christian Democratic Union and its coalition ally, the Free Democratic Party. Even though the governing coalition managed to push through the Greek bailout, there are now serious doubts that Merkel will be able to do the same with the eurozone-wide mechanism May 21.
Germany would therefore not be leaving the eurozone to save its economy or extricate itself from its own debts, but rather to avoid the financial burden of supporting the Club Med economies and their ability to service their 3 trillion euro mountain of debt. At some point, Germany may decide to cut its losses — potentially as much as 500 billion euros, which is the approximate exposure of German banks to Club Med debt — and decide that further bailouts are just throwing money into a bottomless pit. Furthermore, while Germany could always simply rely on the ECB to break all of its rules and begin the policy of purchasing the debt of troubled eurozone governments with newly created money (“quantitative easing”), that in itself would also constitute a bailout. The rest of the eurozone, including Germany, would be paying for it through the weakening of the euro.
Were this moment to dawn on Germany it would have to mean that the situation had deteriorated significantly. As STRATFOR has recently argued, the eurozone provides Germany with considerable economic benefits. Its neighbors are unable to undercut German exports with currency depreciation, and German exports have in turn gained in terms of overall eurozone exports on both the global and eurozone markets. Since euro adoption, unit labor costs in Club Med have increased relative to Germany’s by approximately 25 percent, further entrenching Germany’s competitive edge.
Before Germany could again use the deutschmark, Germany would first have to reinstate its central bank (the Bundesbank), withdraw its reserves from the ECB, print its own currency and then re-denominate the country’s assets and liabilities in deutschmarks. While it would not necessarily be a smooth or easy process, Germany could reintroduce its national currency with far more ease than other eurozone members could.
The deutschmark had a well-established reputation for being a store of value, as the renowned Bundesbank directed Germany’s monetary policy. If Germany were to reintroduce its national currency, it is highly unlikely that Europeans would believe that Germany had forgotten how to run a central bank — Germany’s institutional memory would return quickly, re-establishing the credibility of both the Bundesbank and, by extension, the deutschmark.
As Germany would be replacing a weaker and weakening currency with a stronger and more stable one, if market participants did not simply welcome the exchange, they would be substantially less resistant to the change than what could be expected in other eurozone countries. Germany would therefore not necessarily have to resort to militant crackdowns on capital flows to halt capital trying to escape conversion.
Germany would probably also be able to re-denominate all its debts in the deutschmark via bond swaps. Market participants would accept this exchange because they would probably have far more faith in a deutschmark backed by Germany than in a euro backed by the remaining eurozone member states.
Reinstituting the deutschmark would still be an imperfect process, however, and there would likely be some collateral damage, particularly to Germany’s financial sector. German banks own much of the debt issued by Club Med, which would likely default on repayment in the event Germany parted with the euro. If it reached the point that Germany was going to break with the eurozone, those losses would likely pale in comparison to the costs — be they economic or political — of remaining within the eurozone and financially supporting its continued existence.

Scenario 2: Greece Leaves the Euro

If Athens were able to control its monetary policy, it would ostensibly be able to “solve” the two major problems currently plaguing the Greek economy.
First, Athens could ease its financing problems substantially. The Greek central bank could print money and purchase government debt, bypassing the credit markets. Second, reintroducing its currency would allow Athens to then devalue it, which would stimulate external demand for Greek exports and spur economic growth. This would obviate the need to undergo painful “internal devaluation” via austerity measures that the Greeks have been forced to impose as a condition for their bailout by the International Monetary Fund (IMF) and the EU.
If Athens were to reinstitute its national currency with the goal of being able to control monetary policy, however, the government would first have to get its national currency circulating (a necessary condition for devaluation).
The first practical problem is that no one is going to want this new currency, principally because it would be clear that the government would only be reintroducing it to devalue it. Unlike during the Eurozone accession process — where participation was motivated by the actual and perceived benefits of adopting a strong/stable currency and receiving lower interest rates, new funds and the ability to transact in many more places — “de-euroizing” offers no such incentives for market participants:
  • The drachma would not be a store of value, given that the objective in reintroducing it is to reduce its value.
  • The drachma would likely only be accepted within Greece, and even there it would not be accepted everywhere — a condition likely to persist for some time.
  • Reinstituting the drachma unilaterally would likely see Greece cast out of the eurozone, and therefore also the European Union as per rules explained above.
The government would essentially be asking investors and its own population to sign a social contract that the government clearly intends to abrogate in the future, if not immediately once it is able to. Therefore, the only way to get the currency circulating would be by force.
The goal would not be to convert every euro-denominated asset into drachmas but rather to get a sufficiently large chunk of the assets so that the government could jumpstart the drachma’s circulation. To be done effectively, the government would want to minimize the amount of money that could escape conversion by either being withdrawn or transferred into asset classes easy to conceal from discovery and appropriation. This would require capital controls and shutting down banks and likely also physical force to prevent even more chaos on the streets of Athens than seen at present. Once the money was locked down, the government would then forcibly convert banks’ holdings by literally replacing banks’ holdings with a similar amount in the national currency. Greeks could then only withdraw their funds in newly issued drachmas that the government gave the banks to service those requests. At the same time, all government spending/payments would be made in the national currency, boosting circulation. The government also would have to show willingness to prosecute anyone using euros on the black market, lest the newly instituted drachma become completely worthless.
Since nobody save the government would want to do this, at the first hint that the government would be moving in this direction, the first thing the Greeks will want to do is withdraw all funds from any institution where their wealth would be at risk. Similarly, the first thing that investors would do — and remember that Greece is as capital-poor as Germany is capital-rich — is cut all exposure. This would require that the forcible conversion be coordinated and definitive, and most important, it would need to be as unexpected as possible.
Realistically, the only way to make this transition without completely unhinging the Greek economy and shredding Greece’s social fabric would be to coordinate with organizations that could provide assistance and oversight. If the IMF, ECB or eurozone member states were to coordinate the transition period and perhaps provide some backing for the national currency’s value during that transition period, the chances of a less-than-completely-disruptive transition would increase.
It is difficult to imagine circumstances under which such help would manifest itself in assistance that would dwarf the 110 billion euro bailout already on the table. For if Europe’s populations are so resistant to the Greek bailout now, what would they think about their governments assuming even more risk by propping up a former eurozone country’s entire financial system so that the country could escape its debt responsibilities to the rest of the eurozone?

The European Dilemma

Europe therefore finds itself being tied in a Gordian knot. On one hand, the Continent’s geography presents a number of incongruities that cannot be overcome without a Herculean (and politically unpalatable) effort on the part of Southern Europe and (equally unpopular) accommodation on the part of Northern Europe. On the other hand, the cost of exit from the eurozone — particularly at a time of global financial calamity, when the move would be in danger of precipitating an even greater crisis — is daunting to say the least.
The resulting conundrum is one in which reconstitution of the eurozone may make sense at some point down the line. But the interlinked web of economic, political, legal and institutional relationships makes this nearly impossible. The cost of exit is prohibitively high, regardless of whether it makes sense.


"This report is republished with permission of STRATFOR"